
Aunque esta semana tocaba una vueltecilla por Sant Medir, en vista de la concurrencia, lo mojada que estaría esa zona, que la de Puigmadrona es una salida que siempre gusta, y este año pocos la habían hecho, finalmente se decidió ir a la ermita. Nos juntamos nada menos que 16 ciclistas y con un poco de retraso, pues hubo algún rezagado, empezamos subiendo por detrás de la clínica Stauros. Pronto se vió que la fila se estiraba mucho y algunos hacían la goma, lo que dió algo de trabajo a los que hacen de escoba, pero afortunadamente no se perdió nadie, aunque alguno nos abandonó voluntariamente para cumplir sus obligaciones. La ruta, si bien no tiene grandes desniveles es larguita por lo que al llegar a la casita azul y con el fin de no alargar mucho la ruta, unos cuantos capitaneados por el amigo Pepe se dirigieron directamente hacia Can Pichurri a coger sitio, no fuera que nos quedásemos sin butifarras, mientras los demás llegábamos a la ermita de Puigmadrona. Media vuelta y al restaurante a reponer fuerzas. Allí nos agrupamos de nuevo, salvo los Baró que se fueron como es costumbre, y ya no hizo falta vigilar más, aquí nadie se quedaba atrás y los especiales de Can Pichurri fue lo más solicitado. A la vuelta, y a un alto ritmo marcado por Pepe, que no dejaba que nadie lo pasara y nos llevaba a todos con la lengua fuera, aunque con muy buen humor, pasamos por Vallvidrera y bajando por los bomberos llegamos a Karl Marx donde dimos por finalizada la salida.
Nos vemos en la próxima.
Manolo